Llevábamos hablando días por chat, conociéndonos y sacándonos información. O bien por nosotros mismos o preguntándole a amigos en común. Pero siempre es mejor descubrirlo juntos.
Teníamos ganas de vernos, otra vez como el pasado día 25 en la graduación. Hoy también iba a ser un día normal pero distinto. Habíamos quedado por la tarde, así que después de hacer el último examen que me importaba del curso, me tomé la tarde libre para quedar con el chico que conocí días atrás.
Llegué con una amiga al conservatorio a las seis y media. Ella se fue a la biblioteca en cuanto le vi y nos dejó solos. Y ahí estaba yo, con un chico al que conocí apenas 15 días antes que llevaba unos vaqueros rotos, camiseta roja, barba, mucha barba y una guitarra. Nos saludamos tímidamente con dos besos y entramos en el conservatorio en busca de una clase vacía que tuviera un piano. La encontramos y allí nos quedamos. Era un piano de cola negro muy bonito. Sacó su guitarra de la funda y empezó a tocar Pienso en aquella tarde ya que Lady Madrid no se la había mirado. Estaba tímida, me daba corte sentarme delante de él y empezar a cantar sola.
Me saltaba los primeros versos y entraba en el estribillo ya empezado. Entonces intenté desviarle del tema porque me estaba dando suficiente corte como para no querer seguir y le entretuve diciendo que la tocara en el piano. Minutos después le pedí que me enseñara a tocarla. Colocó mi mano en las teclas para que eso sonara como era debido. Repetí la secuencia de notas varias veces mientras pensaba en como acabaría la tarde. Creo que él pensaba lo mismo, estábamos callados, sentados en la banqueta del piano sin apenas mirarnos. Hasta que levanté la mirada de las teclas y me estaba mirando, como el día de la graduación pero más de cerca. Cada vez nos acercamos más y sin querer se juntaron nuestros labios en un tímido beso. No parecía importarnos y lo repetimos otra vez. Y así una vez más hasta que se abrió la puerta y entró un profesor preguntando si íbamos a estar mucho tiempo en la clase. Salimos inmediatamente de allí esperando que no nos hubiesen visto y buscamos otra clase vacía.
No tardamos mucho en encontrarla y nos metimos en ella. Otro piano de cola. Esta clase era más pequeña, soleada y amarilla. Aunque habíamos cambiado de escenario, se volvió a repetir la escena de antes. Teclas, miradas, timidez y un dulce beso. O más de uno.
En la clase había un espejo en la pared para que el profesor vea en el reflejo la colocación de manos sobre el piano, pero un rato después el reflejo que había en él era muy distinto. Una pareja se daba esos besos que probablemente ya habían imaginado días anteriores mientras simulaban en sueños escenas típicas en las que el chico le roba un beso a la chica y sube el volumen de la música.
Realmente ese día sabía lo que había pasado pero no me imaginaba que unos bonitos besos entre una melodía acabarían en una relación tan bonita como esta. Hoy, 365 días después se cumple un año desde aquella primera vez a solas con él. Y desde entonces comenzó una bonita historia. Porque desde ese día, la persona que me ha hecho más feliz y me ha demostrado tanto es él. Y no quiero que esto acabe porque pocas historias así me han contado, por no decir ninguna. Que en un año no ha habido ningún momento que me haya hecho arrepentirme de haber quedado con él un 14 de junio del 2010.
Me importas.
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Pienso en aquella tarde – Pereza, David Summers y Dani Martin
(cejas, cejas) ^^