Querida yo misma a los 15 años

Esta es la carta que me habría gustado leer hace ocho años, cuando estaba en el colegio sin tener ni idea de qué iba a pasar después. Ahora mismo no sé qué va a pasar en los próximos tres meses. Ojalá pudiese ver tan solo unos instantes donde voy a estar para entonces, o pudiese leer una carta como esta escrita con mis 28. Empecemos el flashback y fastfoward:

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Bolonia, febrero 2016

Hola Claudia, soy tú misma con algunos añitos más de los que tienes ahora. Te escribo simplemente para decirte que estés tranquila y que todo va a salir bien. Lo que ahora te parece un mundo, no lo es y lo que hoy te preocupa, mañana no existe.

Hoy estás terminando 3º de la ESO, peleándote en el peor curso que has pasado. Aunque las matemáticas siempre te han costado, después de las de este año, ya no vas a tener que volver a pelearte tanto con ellas. En 4º podrás hacer la rama de letras donde dicen que son más sencillas y verás como siendo la recta final de esta asignatura, las sacarás con más ganas. Luego llegarás a bachillerato donde podrás hacer la rama de ciencias sociales, pero como la primera clase de matemáticas será con el mismo profesor que tan mal te las ha explicado durante 3º, harás la rama de humanidades y te olvidarás de ellas.

Aprenderás sobre historia, que aunque te resultará difícil memorizarla y entenderla, en unos años repasarás algunos capítulos de ella. Viajarás a Berlín y entenderás mejor la 2ª Guerra Mundial, verás el muro que se levantó durante la Guerra Fría y al pasear por la Topografía del Terror o por el Museo Judío, todas las fechas y nombres que aparecen en tus apuntes cobrarán sentido. También estudiarás filosofía y te amueblará la cabeza, haciéndote reflexionar sobre cómo somos y qué nos lleva a estar hoy aquí, de dónde venimos, cómo se debe organizar la sociedad o qué sistema económico es mejor. Esto último también puede liarte al principio, pero cuando veas el panorama político de 2016, las ideas de los filósofos más capitalistas o los más comunistas encajarán en los programas a los que echarás un vistazo cuando estés confusa sin saber a quién votar. Porque sí, te vas a confundir o más bien, te van a confundir. Sobre todo en tus primeras votaciones autonómicas, o las segundas. Te adelanto que votes lo que votes ese 20 de diciembre, se repetirán ocho meses después. Pero aunque te confundas, no dejes de ejercer tu voto, es un derecho que ha costado muchos años que puedas conseguir.

En estos años vas a conocer a mucha gente. Tendrás amigos que aunque se distancien, te darás cuenta que si los necesitas siempre están ahí. Al igual que con 15 años tienes personas que piensas que van a estar en cualquier momento, a los 22 verás que te dieron la espalda en cuanto te caíste. Te pasará con 15, con 17 o teniendo 20 (y seguramente después de esa edad también). Por no hablar de chicos por los que podrás pillarte como una tonta y no pase nada. Habrá otros a los que querrás y con los que pasarás algunos años haciendo castillos en el aire. Pero te adelanto una cosa: te van a romper las ilusiones que te montaste con una simple llamada de teléfono. Aunque parezca el fin del mundo, porque será tu primera ruptura seria, saldrás adelante. Pero ¿sabes que? Vas a aprender tanto del golpe y error que eso te hará crecer y estar preparada para lo siguiente que venga. Tus padres estarán contigo para celebrar cada buena noticia y para abrazarte si las cosas no salen bien, aunque discutas con ellos un poco más de ahora en adelante, no olvides nunca todo lo que te quieren al igual que los quieres tú a ellos. Conocerás a gente que te dirá que eso del amor es efímero, que no dura para siempre, pero tú seguirás creyendo en él, porque nadie te hará perder las ganas de vivirlo. Ya sabes lo que dice El Principito: «Es una locura odiar todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque sólo uno de ellos no se cumplió.».

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París, marzo 2016

Entonces será 2015, una tarde en la que hablarás de todo esto con un chico al que conocerás por pura casualidad este invierno a tus 15 años. Hasta que no cumplas los 21 no le vas a conocer en persona pero seguiréis hablando por chat, mantendréis una buena amistad en la que aunque habléis de vez en cuando, os contáis todo. Ahora mismo no sabes de quién te hablo pero ¿sabes qué? Siete años más tarde, te vas a enamorar. Así con todas sus letras. Aprenderás a querer bien y a querer libre. Vas a estar con él en una relación a distancia, sí, sí. Tú. La que te prometiste que nunca harías eso. Por algo se dice que nunca digas «de este agua no beberé». Aprenderás a disfrutar de tu independencia y de quien eres. Aprenderás que para querer a alguien, primero tienes que quererte tú misma. Aunque tu autoestima no estuviese en su mejor momento, un año después la tendrás alta y te querrás como nadie te ha sabido querer antes. Te sentirás con ganas de comerte el mundo y con la suerte de poder compartirlo con la persona de la que te has enamorado. Conocerás su ciudad, esa que te atrapó en una semana, él conocerá los sitios donde has crecido de pequeña. Os conoceréis cada día más y mejor. Él probará tu sushi favorito y tú descubrirás a qué sabe el helado de su barrio con sabor a cielo. Descubrirás que la confianza que te transmitía durante esos años, todo lo que os habéis contado de vuestras anteriores relaciones durante ese tiempo de amistad, sin querer, o sin querer queriendo, ha hecho que hoy estéis aquí.

Vas a viajar por toda Europa, Claudia, vas a disfrutar de cada ciudad con los cinco sentidos. Saborearás los dimsum de China a los 15, llorarás de emoción aterrizando en Nueva York a los 16, descubrirás el caótico y apasionante Japón a los 19, comerás un brownie en Amsterdam a los casi 20, volarás sola por primera vez a Berlín a los 21, dormirás en la casa más bonita de Oporto también a los 21 y volverás a París a punto de cumplir los 22. De verdad, te esperan viajes apasionantes. Además, cuando acabes la carrera podrás sumergirte en una ciudad alemana durante al menos dos meses con una escapada a una isla griega paradisíaca como Corfú. Yo que tú me prepararía para todo lo que viene. Papá y mamá te seguirán llevando a un montón de sitios, y a los que vayas sin ellos, estarás deseando contarles qué tal lo has pasado, junto con todas las fotos que harás con la réflex que te regalarán por las buenas notas en la carrera.

¿Sabes qué? De ser la que sacaba cincos o seises raspados en el colegio, elegirás una carrera que te entusiasmará, de verdad, aunque estés perdida sin saber qué elegir en bachillerato, elegirás una que te hará ser casi de las mejores de la clase. Sí, sí, tú la que en el cole es siempre de las que se queda de las últimas. Porque descubrirás que cuando encuentras tu sitio, sabes disfrutarlo. Aunque te desanimarás y aburrirás un poco por el camino, trabajarás desde que termines 1º de carrera. Serás la única de tus amigos que en vez de estar en la piscina dos meses en verano, va a la oficina a trabajar ¿pero sabes qué? Aunque piensen que estás mal de la cabeza, terminarás la carrera con tres años de experiencia que te habrán permitido conocer tu profesión desde distintos puntos de vista. Pero no te conformes con eso, porque también te hará sentirte perdida sin saber dónde encajas. Trabajarás en sitios que te apasionen más, otros menos, tendrás jefes de todos los tipos y todos ellos te aportarán algo a tu desarrollo profesional. Valorarás cada consejo que te den.

Hasta que hoy a tus 22 años, cometerás una pequeña locura. Lo dejarás todo y te irás a probar suerte a otro país que no es el tuyo, donde no conoces a nadie pero conocerás de verdad y convivirás con la persona de la que te has enamorado. Descubrirás más a fondo esa ciudad que tanto te gustó el año pasado y él te presentará a la «nueva familia» que se creó para sentirse como en casa en esa ciudad que tampoco era la suya cuando llegó hace tres años.

No te asustes por todos los cambios que vas a vivir en los próximos tres o cuatro meses, no tengas miedo si no te encuentras o si piensas que cambiar de ciudad no es un camino de rosas como tú pensabas. Te lo adelanto, al igual que lo ha hecho tu mejor amiga la noche anterior: no es un camino de rosas. No va a ser fácil, pero estarás dispuesta a darlo todo por conseguir cumplir la ilusión que te creaste hace exactamente un año. Te vas a volver a descubrir a ti misma. Y lo más importante de todo, sabrás que eres capaz.

Florencia, febrero 2016

Florencia, febrero 2016

Si al final no encuentras trabajo y tienes que volver a Madrid, espero que no te hundas, ya verás como dentro de unos años tendrás una historia que contar y de la que habrás aprendido infinidad de cosas. Llegar hasta aquí no ha sido la tarea más fácil del mundo, así que podrás con esto y mucho más.

Los sueños, sueños son, pero con ganas y con pasión, los puedes hacer realidad. Y durante todo ese proceso, no te olvides nunca ser siempre digna e íntegra contigo misma.

Tú.

Usa protector solar

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de SallyFoto

Me enseña mi padre el mensaje de este hit y la verdad es que a mis casi 22 años no podía haber elegido mejor momento para hacerlo.

 

Señores y señoras usen protector solar.

Si pudiera ofrecerles sólo un consejo para el futuro, sería éste: Usen protector solar.

Los científicos han comprobado sus beneficios a largo plazo mientras que los consejos que les voy a dar, no tienen ninguna base fiable y se basan únicamente en mi propia experiencia. He aquí mis consejos:

Disfruta de la fuerza y belleza de tu juventud.

No me hagas caso. Nunca entenderás la fuerza y belleza de tu juventud hasta que no se haya marchitado.

Pero créeme, dentro de veinte años, cuando en fotos te veas a ti mismo comprenderás, de una forma que no puedes comprender ahora, cuántas posibilidades tenías ante ti y lo guapo que eras en realidad.

No estás tan gordo como imaginas.

No te preocupes por el futuro. O preocúpate sabiendo que preocuparse es tan efectivo como tratar de resolver una ecuación de álgebra masticando chicle.

Lo que sí es cierto es que los problemas que realmente tienen importancia en la vida son aquellos que nunca pasaron por tu mente, de ésos que te sorprenden a las 4 de la tarde de un martes cualquiera.

Todos los días haz algo a lo que temas. Canta.

No juegues con los sentimientos de los demás. No toleres que la gente juegue con los tuyos.

Relájate. No pierdas el tiempo sintiendo celos. A veces se gana y a veces se pierde.

La competencia es larga y, al final, sólo compites contra ti mismo.

Recuerda los elogios que recibas. Olvida los insultos (pero si consigues hacerlo, dime cómo hacerlo).

Guarda tus cartas de amor. Tira las cartas del banco. Estírate. No te sientas culpable si no sabes muy bien qué quieres de la vida.

Las personas más interesantes que he conocido no sabían qué hacer con su vida cuando tenían 22 años. Es más, algunas de las personas que conozco tampoco lo sabían a los 40.

Toma mucho calcio. Cuida tus rodillas sentirás la falta que te hacen cuando te fallen.

Quizá te cases, quizá no. Quizá tengas hijos, quizá no. Quizá te divorcies a los 40, quizá no.

Quizá bailes el vals en tu 75 aniversario de bodas. Hagas lo que hagas no te enorgullezcas ni te critiques demasiado. Optarás por una cosa u otra, como todos los demás.

Disfruta de tu cuerpo. Aprovéchalo de todas las formas que puedas.

No tengas miedo ni te preocupes por lo que piensen los demás porque es el mejor instrumento que jamás tendrás.

Baila, aunque tengas que hacerlo en el salón de tu casa.

Lee las instrucciones aunque no las sigas. No leas revistas de belleza pues para lo único que sirven es para hacerte sentir feo.

Aprende a entender a tus padres. Será tarde cuando ellos ya no estén.

Llévate bien con tus hermanos. Son el mejor vínculo con tu pasado y, probablemente, serán los que te acompañen en el futuro.

Entiende que los amigos vienen y se van pero hay un puñado de ellos que debes conservar con mucho cariño.

Esfuérzate por no desvincularte de algunos lugares y costumbres porque, cuando pase el tiempo, más los necesitarás.

Vive en Nueva York alguna vez pero múdate antes de que te endurezcas.

Vive en Los Ángeles alguna vez pero múdate antes de que te ablandes.

Viaja. Acepta algunas verdades ineludibles: los precios siempre subirán, los políticos siempre mentirán y tú también envejecerás.

Y, cuando seas viejo, añorarás los tiempos en que eras joven: los precios eran razonables, los políticos eran honestos y los niños respetaban a los mayores.

Respeta a los mayores. No esperes que nadie te mantenga pues tal vez recibas una herencia o, tal vez te cases con alguien rico pero, nunca sabrás cuánto durará.

No te hagas demasiadas cosas en el pelo porque cuando tengas 40 años parecerá el de alguien de 85.

Sé cauto con los consejos que recibes y ten paciencia con quienes te los dan. Los consejos son una forma de nostalgia.

Dar consejos es una forma de sacar el pasado del cubo de la basura, limpiarlo, ocultar las partes feas y reciclarlo dándole más valor del que tiene.

Pero hazme caso en lo del protector solar.

 

Colorea con ganas

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Su primer beso fue de pequeño, en clase de plástica, mientras pintaban con ceras de colores. Un amigo suyo le preguntó si se atrevía a darle un beso a la niña que se sentaba allí, en primera fila. Con ilusión y ganas él se acercó a ella y le plantó un beso. De repente llegó la monja y los vio. Horrorizada, le sacó de clase enfadada, lo llevó al despacho del director, llamó a sus padres y les explicó que cómo podía hacer esas cosas siendo tan pequeño, ¡que la culpa será de los padres, si los niños copian todo lo que ven de sus mayores!

Con su inocencia terminó el colegio, siguió creciendo y aprendiendo. Se hizo adulto, pero siempre con un corazón joven. De esos que no tienen una edad determinada. Porque la edad es un estado mental. Con esa inocencia algunas veces le hicieron daño, sí. Porque aquí nadie viene, entra en tu vida y al terminar se va de rositas. Desde el que tiene más coraje y es fuerte hasta el más sensible y vulnerable. Nadie sale inmune de las historias que va viviendo. A veces dejan marcas que no se borran, otras hacen heridas que acaban sanando, otras aunque tengas un rasguño, lo puedes disimular. Otras son más de empezar haciendo cosquillas y siguen haciéndolas día a día.

Su corazón estuvo en periodo de reposo unos meses. No quería meterse en algo nuevo porque llegó a pensar que no iba a ser capaz de estar con alguien que pudiera hacerle sentir tan bien. Tan bien como se siente consigo mismo, que no iba a aparecer alguien con quien le iba a apetecer hacer ese estado de felicidad más grande. Llegó a perder la esperanza.

Después de ese tiempo, hoy es capaz de ser feliz. Claro que es capaz. Estaba segura de que siempre iba a ser capaz. De repente no tiene miedo a volver a querer, ni miedo a volver a sentir.

Las ceras de colores aunque estén rotas, siguen pintando ¿verdad?. Entonces en la vida, por muchos pedacitos que te hayan roto, no hay que tener miedo. Mejor tomársela con ganas. Y seguir coloreando. Con las ceras nuevas y con las que tienen algún rasguño. Sean como sean, no las tires, siempre van a ser capaces de llenar tu lienzo de color.

– Basado en hechos reales. Y tan reales.

Personas con mundo

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Me gustan las personas con mundo. Personas que han viajado y vivido al menos unos días en otras ciudades, países, continentes… Que se han adaptado a una cultura, que se han integrado en ella durante un periodo de tiempo. Que al hablar con ellas ves que son conscientes de lo que les rodea, que aprenden a disfrutar y valorar lo que tienen, que siempre tienen ansia por conocer más. Tienen buena conversación, saben de lo que hablan, pueden comparar y contarte curiosidades de lugares en los que han estado, de otros sitios donde ansían estar algún día. Que hablan desde la experiencia, que están llenos de historias que contar, tantas, que dan ganas de quedarte escuchándolos horas. Que cuando te cuentan algo sobre un destino que está lejos  hacen que lo puedas sentir muy cerca.

Cuando viajas, viajas contigo. Da igual donde estés, siempre eres tú. Lo que te rodea y lo que vives hace que te vayas construyendo, es lo que te hace ser lo que eres. La gente que ha viajado está llena de pedacitos de otras ciudades. Y cuando hablas con esas personas, se nota.  Porque hay cosas que marcan. Viajar te hace más rico: en cultura, en conocimiento, en experiencia. Si has llorado con una aurora boreal con la que llevabas años soñando, si has reído locamente mientras disfrutabas de una cerveza local, si te has perdido usando el transporte público donde todas las paradas tienen nombres que no conoces, si te has encontrado en las plazas y calles de las que siempre te hablaban, si has mordido con ganas cada plato típico del lugar,  si te has enamorado perdidamente en los rincones de una ciudad. Al final vas dejando el corazón en un montón de sitios.

Personas con mundo, esas que disfrutan del viaje pero también del trayecto. De la ilusión de prepararlo. Que siempre tienen en la cabeza un destino al que irían mañana, y disfrutan cotilleando precios en sus ratos libres. Por si alguna vez se les va el cursor sin querer al botón de «realizar compra». Sin remordimientos. Por si algún día se plantan de repente en un nuevo destino con la maleta llena de páginas en blanco que llenar de ilusión. De momentos. De vida. Crea recuerdos por todo el mundo: las mejores historias están entre los disparos de una cámara, entre los tickets de metro gastados, entre las páginas de un pasaporte.

Plena y llena

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Si hay algo que está haciendo que este año merezca la pena, sin duda es, el constante cambio que estoy experimentando a nivel emocional. Como he definido varias veces hablando con gente cercana, estoy en un torbellino de emociones. Bien es cierto que estoy en la edad, a mis 21 es un momento perfecto para vivir todo lo que estoy viviendo y poder aprender de todo esto.

He salido de una relación muy larga y bonita, me he metido en otra más corta e intensa, me he dado de bruces contra la realidad, he sentido mucho y fuerte, he llorado por dos rupturas, he contagiado alegría a raudales con los míos pero también me he venido muy abajo. Sin duda he aprendido y estoy aprendiendo más en seis meses que en los últimos 5 años.

La mejor conclusión que he sacado de todo esto es que mi felicidad es mía y no depende de nadie más. Ahora mismo soy feliz. Realmente feliz. No necesito a nadie para serlo. Puedo serlo sola. Me gusta compartir con alguien mi felicidad e intensificarla pero me siento llena sintiéndola yo misma. De hecho, hasta que yo no soy plenamente feliz, no puedo hacer feliz a otra persona. Y por suerte lo soy. Pero no puedo dejar que mi felicidad dependa de otros, los demás pueden irse, cambiar o desaparecer y con ellos no pueden irse los motivos por los que esté bien. Querer sin necesitar a nadie.

Los días son bonitos sin tener un mensaje de buenos días con un corazón nada más abrir un ojo. De hecho, los días están llenos de momentos que normalmente pasan desapercibidos y cuando te paras a pensar en el día de hoy, puedes ver que hay micromomentos y microemociones muy especiales que han hecho que tu día haya merecido la pena. Cuando eres capaz de enumerar las veces que has sonreído en un día por los motivos que sean, ves que la felicidad está ahí, está en ti, no hay que buscarla fuera.

Me siento llena de energía, de ganas de hacer cosas, de viajar, sola y acompañada, de conocer, de seguir aprendiendo y viviendo intensamente, de llenar días y semanas de primeras veces, de retarme día a día, de superarme, de decir no puedo más y que las hormonas me empujen a seguir, de quererme más que nunca, de aceptarme y de estar haciendo todo esto mientras conozco a fondo a personas con un corazón enorme.

Increíble 2015. Solo llevamos la mitad del año y creo que está siendo el mejor de muchos. Siento vértigo y a ratitos hasta miedo por si no soy capaz de manejar todo lo que esté por venir, por lo que aún me queda por vivir, así que habrá que seguir lanzándose a la piscina día tras día. Y no parar de disfrutar. Y lo que es mejor, predisfrutar.

Supernova

adb304521173301edceebf381037a699Uno no elige lo que quiere sentir y cómo lo va a sentir hasta que sin darse cuenta se ve en una relación viviendo con tanta intensidad que no sabe darle al botón de pausar.

Hay emociones que simplemente surgen así, empiezan a brotar fuertes dentro de ti y van aumentando su potencia día a día. Hasta que una mañana te despiertas y estallas.

Los implicados en esa fuerza se ven afectados por lo que es pasar en cuestión de horas de una emoción muy grande, a de repente tener esa intensidad dentro de ti pero a trocitos.

No tiene diagnóstico precoz ya que esa explosión no es algo que se pueda controlar, simplemente ocurre. Y te pilla siempre desprevenido. Nunca puedes estar preparado para algo así. Además, estás tan volcado en esa relación que aunque notes que en tan poco tiempo estás sintiendo tanto, tampoco quieres dar un paso en falso, intentar suavizarlo y correr el riesgo de que se acabe todo de repente.

Sigues, disfrutando del momento, de cada día, cada hora, cada instante. No es lo mejor que te ha pasado, es lo mejor que te está pasando. Como trates de comerte la cabeza por lo que va a venir después, si lo que estás haciendo es lo correcto o no, dejas de disfrutar. Y tampoco quieres eso. Vives ahora, para hoy. Mañana ya veremos qué pasa. Hoy te centras en darlo todo por ti, por lo que tienes, por lo que quieres tener. Y sobre todo, por lo que quieras ser. Por ti, por la persona que tienes al lado, por como quieres que te recuerden.

Hasta que de pronto se acaba. Te deja todos los momentos vividos clavados dentro, donde solo tu puedes llegar. Porque lo que ha durado te ha calado tanto y tan profundamente que hasta te cuesta explicar lo que ha sido. Y tratarás de recordar cada instante vivido con la mayor de tus sonrisas, alegrándote de todo lo que has sido capaz de sentir. Lloras convenciéndote de que lo mejor está por llegar, tratas de sacarlo todo, desahogarte y tranquilizarte a partes iguales. No culpas a nadie porque muchas veces no hay nada que echarse en cara.

Porque de personas así no te desprendes de forma fácil. No somos de piedra. Por mucho que nos pongamos una coraza a la hora de sentir para que no nos hagan daño. Siempre aparece alguien capaz de llegar ahí.

Y tú llegaste, vaya si llegaste.

«El amor no tiene cura y es eterno mientras dura».