Las abuelas de hoy te piden que les regales un iPod para escuchar música cuando salen a dar paseos por la calle o para ir al gimnasio. Heredan tus Kindles y se enamoran del hecho de poder llevar todos sus libros de lectura en un aparato que pesa más bien poco. Usan smartphones y ponen una foto de sus nietos de fondo de pantalla. Son las reinas del WhatsApp. Te llaman usando Facetime aunque estés en la otra punta del globo. Suben fotos de sus pastelitos a su perfil y te hacen salivar aunque estés a 600KM, o de sus manualidades y te hacen flipar y pensar que naciste con muñones en vez de manos. Te dan likes en Facebook, te leen en Twitter y te llaman para qué les cuentes dónde estuviste el otro día, que subiste unas fotos preciosas en Instagram.
Pero se empeñan en decirnos que las «nuevas tecnologías» (que de nuevas ya no tienen nada) y las redes sociales nos aislan y nos hacen asociales.
Quiero hacer muchas cosas contigo pero una de ellas en especial. Ya sabes que me encanta viajar y probablemente sepas que muy a menudo estoy mirando vuelos para poder irme contigo a algún lugar. Sé que los dos queremos salir de España y en especial ir a Francia. A París o a cualquier ciudad no tan conocida donde perdernos y donde hablar en inglés y chapurrear cuatro palabras de francés.
Sé que si fuésemos a París sería un fin de semana porque no nos daría para más con lo caro que es todo allí. Además con lo que nos gastamos en comer fuera en restaurantes bonitos durante el año, tampoco conseguimos ahorrar de manera prudente. Igual iríamos a un hotel de tres estrellas máximo, o un apartamento en Airbnb, lo que sea. Si fuese un fin de semana, aunque ya lo conozca, quiero verlo de nuevo contigo. Esta ciudad nunca cansa, cada esquina es preciosa y contigo lo será mucho más.
Me dan ganas de decirte que vayamos a pateárnosla entera, salir por la mañana tras desayunar y remolonear, coger un mapa y empezar a andar y recorrérnosla entera. Place Vendôme, Place de la Concorde y los Champs-Élysées enteros, hasta el Arc de Triomphe. Cuando estuviésemos cansados nos tomaríamos un café au lait o un chocolat con macarons y croissants. Tienes que conocer los mejores macarons del mundo, los de Ladurée. Te los traje una vez cuando volví de París, pero tienes que probarlos estando allí. Saben incluso mejor. Cogeríamos un metro para ir al Louvre y entraríamos a ver algunas de sus zonas más emblemáticas. Más tarde nos entraría el hambre, comeríamos en una brasserie una soupe a l’oignon au fromage y de postre una crème brûlée.
Seguimos andando más y más. Subimos a Montmartre y nos quedamos maravillados con las vistas desde allí arriba. Vamos fotografiando cada rincón, perdiéndonos por sus calles sin mirar el mapa, qué mas dará. Es París, siempre encuentras algo bonito que ver. Volvemos al centro y pedimos un taxi a la Tour Eiffel paseamos por el Pont Alexandre III, Pont des Arts, nos quedamos maravillados con Notre Dame, entramos en la famosa librería Shakespeare and Company… Se nos va acabando el día. Un día al que parece que le faltan horas.
Querría pasear toda la noche, tras bebernos una botella de vino entre los dos y tomarnos unos cuantos quesos. Me encantaría asegurarme de que no nos dejamos nada sin ver, que aprovechamos al máximo que estamos solos en una ciudad fuera de España, que somos jóvenes y tenemos energía para no parar de andar y de recorrer todas sus diferentes zonas.
En algún momento volveríamos a la habitación y nos echaríamos en la cama, a dormir, muertos del cansancio pero no antes de comernos a besos como si no hubiese mañana, como si fuese el mejor fin de semana de nuestra vida, como si el mundo se acabase pasado mañana y nos pillara en medio de un viaje. Nuestro viaje. Me encantaría acostarme contigo y sentirme la persona más feliz del mundo, por estar esa noche juntos fuera de casa, por haber cumplido uno de tantos sueños que tenemos de viajar juntos.
Me muero de ganas de enseñarte ciudades en las que ya he estado, contigo seguro que son mil veces más bonitas, quiero que me enseñes esas en las que has estado tú de Italia. Tu única vez fuera de España y pudiste ver mucho más que yo en la bota italiana. También quiero estar en sitios donde no hayamos estado ninguno de los dos… Donde sea, pero juntos. No puedo parar de imaginarme viajando contigo en algún momento. Ojalá no tardemos mucho en hacer esas ilusiones realidad. Después de cuatro años juntos, tenemos mucho mundo que recorrer.
Para un publicista probablemente estos sean de los premios que más enorgullece tener. Más allá de ganar un león en Cannes o un sol en Iberoamérica, creo que un EFI es mucho mejor. No solo se premia la creatividad, el que sea la campaña más emotiva de todo el año, sino que se premia si realmente ha funcionado o no. De nada sirve dejarnos a todos con el moquillo si no se convierte en éxito para la marca.
Este año he tenido la oportunidad de ir por segunda vez a la gala de entrega de premios. Ha sido una gala estupenda en la que se ha dejado bien claro que las agencias de publicidad de este país tienen mucho talento. El Club de Jurados lo tuvo muy difícil a la hora de decidir quiénes se llevarían los ansiados premios.
Más allá de hablar del palmarés, me centraré en un premio en especial, ya que es el que más ilusión me ha hecho. La agencia BAP&Conde (¡sí, donde hice mis primeras prácticas!) se llevó un premio en la categoría de local con su campaña «Se chove, ¡que chova!«. Desde el primer día que vi el anuncio, pensé que se lo merecía. Una campaña preciosa en la que los que somos gallegos o de familia gallega, nos sentimos aún más orgullosos de serlo. Si algo caracteriza a Galicia es la lluvia y ese fue el tema principal de la campaña, muy bien unido a situaciones que como gallegos habremos vivido más de una vez.
A los gallegos no les quita la alegría y el ser riquiños cuatro gotas de orballo, por eso ¡se chove, que chova! Un premio que durante los pocos segundos que dejan entre que leen la categoría y el nombre del ganador se me hicieron muy largos. Al escuchar que BAP&Conde era ganadora del premio, hasta se me escapó un gritito de la emoción y no pude parar de aplaudir hasta que me escocieron las manos de la alegría. De verdad, fue un subidón, como si lo hubiese ganado yo misma o hubiese estado en la entrega de briefing y hubiese vivido el día a día del making-of de la campaña.
Después de la gala, durante el catering pude acercarme a hablar con Miguel, fundador de la agencia, y con quien me crucé unas cuantas veces mientras era becaria. Como siempre, un placer estar con él ese rato y compartir con él mi alegría por el premio con una sonrisa de oreja a oreja. Ojalá vengan más, las campañas para GADIS siguen siendo una maravilla.
Además de hablar con quien fue mi jefe también me comí mil canapés, que por cierto, estaban buenísimos y había vasitos de mis tres caprichos favoritos (¡guacamole, foie y salmorejo!). Aproveché para jugar con los mupis de ClearChannel de los espacios de los patrocinadores. Cazando el nuevo logo de MSN gané 50 puntos, entrando en el top10 del ranking del juego. Me hice una foto con los guerreros del espacio y Darth Vader, otra que te hacía un collage en la portada de ABC.es y luego una sesión de selfies poniendo mil caritas que juntaba todas las fotos en un montaje que se reproducía en directo en un mupi de la calle Fuencarral. Había un chico de Microsoft con una Diana que iba haciendo fotos que se revelaban instantáneamente y te daban papel de polaroid con la imagen. ¡Me enamoré mucho de este detalle! La verdad es que fue muy divertido, otra cosa no sé, pero fotos me hice un rato 😀
Para terminar, me fui a casa con un montón de revistas del sector que me encanta guardar en mi habitación. ¡Con lo que valen las guardo como si fueran un tesoro! Además de eso cogí un par de libros, especialmente uno de Steve Jobs, genio al que admiro con todo mi corazón. A la salida daban un libro con todas las campañas premiadas donde se explican enteritas las estrategias, creatividades, medios, datos de viralización de los casos ganadores. ¡La verdad es que sales de allí con el estómago y las manos llenas! Por favor, como sugerencia, al lado de las revistas de marketing, ¡regalad bolsitas de tela para llevártelo todo sin sufrir! Añadimos los logos de los patrocinadores en ella y el tema principal de la gala, en este caso ENFOCADOS, junto con el hashtag y ya tenemos unas prácticas bolsas para volver a casa cargados de inspiración publicitaria. Las que vivimos a las afueras de Madrid y tenemos que hacer el viaje desde IFEMA os lo agradeceremos de todo corazón. Y lo que mola ir a clase o a la oficina después con la bolsa y que todo el mundo vea que fuiste a los Premios Eficacia qué, ¿eh?
Sin duda fue una noche fantástica, llena de emoción y creatividad publicitaria a raudales. Todo ello acompañada de mi amiga Blanca, con quien compartí la experiencia de ser becaria en la agencia, una publicitaria gallega muy riquiña a la que he seguido viendo después de terminar la primera beca de prácticas. En Coruña, en Madrid, en los Premios Eficacia.