De una semana perfecta

Hace unos días empezó una semana que sería una experiencia clave para esta relación. Podríamos llamarlo escapada pero sin alejarnos mucho de la sensación de estar en familia. Una semana y dos días de convivencia para aprender a estar juntos cada día.

Los días transcurrían de esta manera: me despertaba y ya estaba a mi lado abrazándome o acariciando el pelo para decirme buenos días y empezar el día de la mejor forma posible. Desayunábamos y después de recoger la mesa tras esperarme a que me terminara la tostada quedándome la última, subíamos a hacer las camas después de haber jugado a hacernos cosquillas. Decidíamos quien se duchaba antes y nos escribíamos mensajes en el vaho para que el fuera a ducharse después lo leyera, nos arreglábamos después de que hubiese elegido su ropa, que me tomara con calma el pensar lo que me pondría yo y bajábamos a comer. A veces nos tocó pensar qué hacíamos de comida mientras comíamos pan con pan. Después decidíamos qué íbamos a hacer por la tarde y acabamos dando paseos hasta que él se supo la ciudad con los ojos cerrados de lo fácil que es recorrérsela. Me las ingenié para llevarle a lugares distintos cada día y le enseñé de la ciudad todos los sitios que quería que viera, incluso repitiendo en alguno. Nos hicimos fotos para no olvidar estos días y capturamos las escenas más bonitas que se me ocurrieron. Al llegar a casa nos lavábamos los dientes mientras contemplábamos quien ponía las caras más feas en el espejo entre risas. Después del largo día ya tocaba irse a la cama y eras él quien me daba las buenas noches con un beso.

En estos días que esperábamos con nervios pensando que  nos agobiaríamos al pasar tanto tiempo juntos o que incluso nos cansaríamos el uno del otro dejando de tener tema de conversación, nos dimos cuenta de que eso no pasaba. Cada día era diferente y si había momentos en silencio, éstos no resultaban incómodos ni molestos, sino todo lo contrario.

Es por eso por lo que me llena de alegría saber que queremos volver a repetir semanas como esta, en la que ha habido tantos momentos especiales e importantes para los dos. El presentarle a mi familia es uno, el hecho de que consiguiera que me bañara en el mar por primera vez en el verano cuando no me gusta especialmente es otro… Y así muchos más.

Como esta semana, que fue perfecta, estoy segura de que volveremos a repetir esta experiencia juntos de nuevo.

Quieres, ¿verdad?

De sueños… o recuerdos

Hace poco tuve un sueño que desde entonces no se me ha borrado de la cabeza y que recuerdo a la perfección.

Estaba en una camilla, en una habitación con paredes verde vichy, como si se tratara de un hospital, alguien me ponía una máscara de oxígeno diciéndome que olía a menta y que me iba a entrar mucho sueño. En menos de que contara tres recuerdo que me quedé dormida. Cuando me desperté estaba en otra habitación, no recuerdo si de paredes azules o beige, pero estaba con una venda cerca de la barbilla y me decían que todo había salido estupendamente, que los puntos me los quitarían en unos días y que pronto estaría fuera.

Tengo recuerdos de entrar en una camilla en el hospital y ver una foto de Minnie como esta enmarcada en la pared de una recepción, de dar paseos por los pasillos en una silla de ruedas, que me regalaran un juguete con forma de rana verde y desde entonces no me acuerdo de nada más.

Pero cada vez que me miro al espejo desde hace catorce años veo la cicatriz. El flequillo de medio lado trata de tapar la más grande para que se disimule mejor y pocas veces voy con el pelo completamente echado hacia atrás. Aunque la gente me diga que me queda bien estar sin flequillo o me lo aparten con cariño no acabo de estar cómoda. La marca que tengo al borde del labio inferior no se nota, la de la nariz menos y el lagrimal simplemente deja que caiga una lágrima aunque no tenga ganas de llorar. Desde entonces viene de ahí mi temor a los perros grandes negros, que me den respeto cuando ladren y que odie que salten poniéndose a mi altura.

Ese sueño podría ser simplemente un sueño más si no tuviese algo que ver con lo que ocurrió hace años, pero igual es un recuerdo, la mente, que hace cosas así de extrañas cuando no te das cuenta. Lo que me extraña es que es un sueño que recuerdo tan bien que aunque hayan pasado días desde que esa historia apareció en mi cabeza es como si la hubiera vivido hace poco. Así que ahora estoy con la incertidumbre de saber si eso pasó de verdad o es todo fruto de mi imaginación.