New York

Genial. Maravilloso. Emocionante. Tanto, que hasta se me saltaron las lágrimas mientras aterrizábamos ¿por qué? Porque llevo años queriendo estar allí y no me podía creer que por fin pasearía por sus enormes avenidas repletas de edificios altísimos e impactantes. Un destino al que vas a hacer compras locas aprovechando la diferencia de los precios. Una ciudad que funciona tan tecnológicamente bien, que me iría a vivir allí con tal de parecer menos friki en España.

Allí el smartphone es más listo que aquí. Foursquare funciona de maravilla, todo el mundo lo conoce y hay promociones en el 95% de los sitios en donde haces check-in. Allí es difícil encontrarte un lugar sin mayor, todos juegan. No como aquí que entre mis amigos, que sea la única de mi quinta que hace check-in en cada lugar me hace quedar como la friki que no se separa del iPhone. Menos mal que si salgo con mis padres y amigos suyos, soy una más que abre la app de Foursquare. Además, gracias a los check-ins, mi abuela me leía en Facebook y sabía si estaba desayunando unos huevos fritos con bacon y french toast, si estaba en Central Park tras haber ido a la Apple Store o si estaba en Victoria’s Secret. Sí, la tecnología tambien ha llegado a mis abuelos y se esparce por mi familia, por eso tenemos un grupo en Facebook en el que estamos todos. Somos así de frikis. Unos más que otros, no lo puedo negar. Pero aún así, me encanta. Cambiemos de red social: Twitter. Todas las tiendas y negocios tienen su cuenta y muchos de ellos tambien están en Youtube. En los escaparates ves las pegatinas de cada red social y un código bidi que te lleva a información adicional. Eso aquí, está ¿empezando? Venga ya, hay que ponerse las pilas mucho más para poder alcanzar el nivel de vida que tienen allí.

Fuera de lo tecnológico. La gran mayoría de los trabajadores, disfrutan con su trabajo (o por lo menos lo disimulan) y ponen todo su empeño por tratarte lo mejor posible. En restaurantes el camarero te saluda, te dice como se llama y te recomienda lo mejor de la carta, te va preguntando a lo largo de la comida si va todo bien o si falta algo… Da gusto. En tiendas de ropa tienes un dependiente que te aconseja lo que mejor te puede ir según tus medidas si no sabes cual es la forma que mejor te sienta, como ocurrió en Levi’s, o está contigo ayudándote a buscar cualquier conjunto de ropa interior hasta que consigue que alguno de ellos se adapte a tus gustos. Hasta que no terminas la compra no se separa de ti y se encarga de que estés satisfecho. Luego a la hora de pagar te preguntan si te acuerdas de cómo se llamaba la persona que te ha atendido y eso les hará ganarse una propina de más, por lo que motiva y te apetece trabajar.

El paisaje tambien es impactante. Las calles llenas de rascacielos, cada cual más alto que el anterior y a veces entre ellos aparecen edificios de estilo antiguo. Al lado, otro rascacielos que deja a ese edificio con encanto, como uno minúsculo. Por la noche, Times Square es un espectáculo de luz y color que merece la pena vivir en persona. No es lo mismo que te cuenten un concierto y cómo fueron los efectos especiales, o lo vives o no es lo mismo. Esta plaza, igual. Alucinante. Seguro que desde el avión se pueden ver las luces y sabes qué es. Central Park es enorme y muy bonito. No fuimos capaces de encontrar el famoso puente ni el embarcadero, pero aún así pudimos apreciar lo bonito que es y la cantidad de ardillas adorables que corretean alrededor. Porque esa es otra, las ardillas no se separan de ti si estás cerca de algún sitio verde.

La única pega que puedo poner es la hora a la que anochece, que es relativamente pronto, a las 18h ya tienes un bonito atardecer que fotografiar y una hora después ya era noche cerrada. Como en España cuando cambian la hora. La sensación era de tener que cenar ya y a dormir,. Encima con el cansancio que te venía a esas horas, con más razón. Suerte que con el jetlag nos despertábamos a las 8 sin quejarnos, a las 9 estábamos en la calle desayunando en un café, a las 17h llevábamos todo el día andando y estábamos cansados. Nos cundían los días al 100%

Esta ha sido mi experiencia neoyorkina. Lo que más eché en falta, fue la conexión de datos, encima coincidió con la caída de las Blackberries y estuvimos algo aislados del mundo durante esos días. Suerte tambien que había zonas de la ciudad con wifis abiertas y algo al día sí podía estar. Otro punto a favor de esta ciudad.

Sin duda, quiero volver. Pocas veces una ciudad me deja con ganas de más.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s