Curso empezado, bachillerato recién estrenado y ganas de sacar este año buenas notas.
Hace tres meses acababa cuarto, recién graduada de ESO y sabiendo que me esperaba un estupendo verano. Tenía claro lo que haría en bachiller y estaba segura de ello. Itinerario de sociales era mi opción y eso firmé en el papel que lo confirmaba.
Llevar tres semanas en sociales con economía, historia y matemáticas aplicadas a ciencias sociales fueron suficiente para darme cuenta de que lo mucho que me cuestan las mates iban a tenerme agobiada todo el curso por intentar sacar buena nota este año, ya que cuenta junto con la del año que viene, para selectividad.
Así que corté por lo sano. Me he pasado a humanidades dejando para siempre matemáticas. Ya han sido diez años dando esta asignatura y odiándola a más no poder. Si la carrera que quisiese hacer tuviera algo que ver, me habría quedado en sociales, pero yéndome por comunicación audiovisual o publicidad, creo que logaritmos, inecuaciones y polinomios, pocos voy a dar.
Ahora tengo las asignaturas comunes con griego, latín, economía (sí, en humanidades, en mi colegio, que son así de originales) e historia. Sinceramente, este año voy a aprender historia de verdad. La profesora da apuntes, explica en clase, manda sus ejercicios y se corrigen en las clases. Tambien va algo rápido, pero explica bien y eso es lo que importa. La mayor parte de las veces es un poco sargento, pero me cae bien y mete caña. Creo que con ella es con la que cogeré este año el hábito de estudiar todos los días, porque cada día avanzas y hay más materia. Lo de estudiar el día antes del examen ni en este curso ni en el siguiente sirve.
Antes miraba los días con sus respectivas clases y el día que no había mates era el mejor día de la semana. Ahora miro el horario y el no ver ninguna clase de mates hace que todos los días sean buenos. Así que con un agobio menos al quitarme una asignatura voy a seguir con el curso en este itinerario.
«Y que todo salga bien…»