Se llama historia. La culpa no es nuestra por no estudiar, por no estar motivados, por querer estar siempre de fiesta y pasando de estudiarnos unas revoluciones que ya ocurrieron en su día y no nos importa el porqué.
La culpa es suya. De esos profesores desmotivadores que no saben dar bien una clase para captar nuesstra atención siendo divertidos u originales. Vale, no, no necesitamos que nos bailen una jota mientras se pasean de una esquina de la clase a otra gritando cómo fueron las Revoluciones Liberales Burguesas. O el Imperialismo colonial. O las ideologías del movimiento obrero. Pero que se den un poco de chispa, que para los últimos años que nos quedan de estudiar esta asignatura obligatoria, podamos recordarla como unas buenas clases, que sirvieron para algo y recordar a ese profesor tan bueno que a todos nos gustaba.
Que venir a clase, abrir el libro y pintar los párrafos con el subrayador de color, para eso me quedo en mi casa y hago lo mismo. Yo tambien sé leer y subrayar, gracias ¿me puedes enseñar algo que no sepa? Las clases no son solo poner codos, son explicaciones, explicaciones bien dadas, aunque en historia es más contar un tema y aprendérselo sin más.
Lo de decir «es que no lo entiendo» y que te respondan «es que no hay nada que entender, es así porque es así, si no te lo aprendes, estás suspenso» es acabar siendo unos loritos que hablan sin saber, qué dicen y repiten lo mismo que sus compañeros pero que no se sabe de lo que se habla.
Pues no. Yo así no aprendo. Y me negaría a tener que aguantar más clases así, pero no queda más remedio. Hasta que los profesores encuentren maneras de motivarnos, de enseñar bien, buscar recursos más innovadores para dar sus clases y no de leernos libros sin más cuando eso lo podemos hacer nosotros sin ningún misterio en casa.
Cuando aprenda algo, valoraré esta asignatura. Mientras tanto seguirá siendo la más odiada. Por mí y por todos mis compañeros.
ACTUALIZACIÓN: He aprobado historia, pero esto no quita que me gustaría que las clases se dieran de otra forma.