Un 2011 contigo es muy especial. Es mirar al 2012 y acordarme de los doce meses anteriores a tu lado.
Pensar en enero, el frío, el volver a vernos el 4 de enero cuando volví de vacaciones de navidad… Era un día muy soleado y viniste a buscarme pronto para ir al parque y estar tirados bajo el sol de enero. Luego febrero, con sus heladas, tu recién sacado carnet de conducir, la boda de tu hermana, el día de San Valentín, el bonito 25 de febrero… Marzo, aún resguardándonos del frío, pasando las noches en el pub en nuestra mesa de la esquina, arriba del todo donde me podías dar algún que otro beso y no ser el centro de atención.
Abril, ya empezaba a hacer buen tiempo y empezaron las temporadas de ir a pasar la tarde en el parque y jugar a moajarnos con los aspersores. Mayo, descubriendo sitios nuevos de la zona para tomarnos unas copas y dejar de lado el informal pub de cada sábado, celebramos mi cumpleaños y te invité a unos mojitos. Junio, empezó el calor, los meses de verano, tú agobiado por los exámenes finales, yo en las mismas…
Julio, cuando yo ya llevo casi un mes de vacaciones y tú acabas todo. Tenemos cuatro días de despreocupación por estudios y pasamos días enteros juntos, bañándonos en la piscina o saliendo hasta tarde… Nos despedimos y en un mes volveríamos a vernos. Agosto, estoy en Coruña y estoy sin verte un tiempo hasta que vienes a verme. Son días de vacaciones en las que convivimos 24h juntos. La prueba que nos demuestra que no nos cansamos el uno del otro si nos tenemos a todas horas al lado. Los mejores despertares contigo y las mejores buenas noches del año ocurren esos días. Septiembre, volver a la rutina, ir al zoo en familia o aprovechar los últimos días de calorcito para estar en el parque jugando con los aspersores o riéndonos con los patos del lago.
Octubre, puentes en los que desconectamos un poco de los estudios, pasamos tardes enteras juntos y volvemos a nuestros planes de pub con cervezas y billar los días que por la noche empieza a refrescar. Noviembre, empezamos a quedarnos noches en casa, nos preparamos cenas, me enseñas a cantar o guitarreamos un poco… Y finalmente, diciembre. Puente en el que vienes a buscarme a las 8 de la mañana para pasar un día completo, ir a desayunar, bajar al centro, estar en el pub, ver un amanecer, decorar tu casa con adornos de navidad… Y finalmente me voy de vacaciones para ver mi familia y te dejo en Madrid con los tuyos.
Nos despedimos el día antes de que me vaya y al llegar a casa me emociono por pensar en el gran año a tu lado. Para qué negarlo, echo lagrimita, algo poco sorprendente en mí ahora. Por alguna extraña razón soy más sensible que antes.
¡Hasta el año que viene! Hablaremos todos los días, podré acordarme en cada mes de cómo fue el anterior o anteriores a tu lado y sabré que me he despertado todos los dias feliz por estar contigo.
A por 2012 y los siguientes. Ojalá el siguiente sea como este o incluso mejor.
Feliz año nuevo a ti y al resto. Gracias por estar aquí un año más, nos leemos.