Verano

Porque en verano aprovechas para hacer todo lo que no haces durante el resto del año. Prometes muchas cosas que piensas hacer después, descansas de la rutina de todo un año lleno de agobios y sobre todo lo disfrutas con calma, queriendo que no acabe nunca.

Pero el final siempre llega y entonces echas la vista atrás ¡Si es que dos meses y medio se han pasado volando! ¿O no? ¿Te acuerdas del primer día que dijiste… ¡Por fin! VERANO, dos meses para cambiar por fin la rutina diaria? Tampoco hace tanto, pero se ha pasado volando.

Puedes haber tenido un verano mejor o peor, pero al fin y al cabo es el que te ha tocado. Se acaba y quieres que sea ya el año que viene para más. Más de lo mismo o más de lo otro. Nunca parece suficiente el tiempo que te dan para disfrutarlo.

Además, echar de menos no es cómodo, sean momentos especiales, sean vacaciones en general, sea estar escuchando esa cancion sin ninguna preocupación en la cabeza, sea pensar en el verano que no sabías que te esperaba…

P.D: … o seas .

De instrumentos musicales

«… Las personas somos como instrumentos musicales. Si sabes tocarlos puedes sacar de ellos melodias perfectas pero la mayoría de las veces andamos por el mundo totalmente desafinados, tocando cada uno una partitura diferente, que el otro no conoce.»

(Bienvenido a casa)

Adolescencia

Hoy me caes bien.

Mañana eres mi mejor amigo.

Pasado nos cabreamos.

Al otro no te quiero ver ni en pintura.

Es un ejemplo exagerado, pero es mas o menos como son las relaciones cuando estás en estas edades. En muy poco tiempo estableces muchas relaciones con distintas personas, no paras de conocer gente y éstos no paran de conocerte a ti. Puedes conocer a alguien que en el momento te cae bien, que al día siguiente te caiga mejor, que haya un cabreo tonto, que después te caiga mal y no quieras volver a saber de ella.

Con la misma facilidad con la que conoces a alguien con la que acabas cabreado, tambien puede haber una buena relación. De no llegar a conocer a una persona de nada, que haya un juego de miradas, echarle valor, ir a hablar con ella, seguir hablando por chat un par de semanas, darte cuenta de que os lleváis fenomenal, que te empiece a gustar, quedar, plantarle un beso, estar feliz con ella, volver a quedar, que haya otro beso, irte a casa y echarla de menos, que ahora tengas una relación con esa persona y que te vaya bien. En dos meses y medio puedes pasar de no conocer a una persona a haberte abierto a ella, tener confianza y querer estar con ella todos los días. Con esa persona que a principios de año no tenías ni idea de que existía.

Así son las relaciones cuando eres adolescente. De pequeño son más superficiales, tienes amigos con los que juegas en el colegio, a quienes ves en el parque cuando te lleva mamá y a quien les dices que al día siguiente «te invito a merendar galletas de chocolate a mi casa y luego vemos una peli».

Cuando eres adulto tienes las relaciones fijadas, tus amigos de siempre y los que igual no son de siempre pero como si lo fueran. Estás a gusto con tu gente y no tienes la necesidad de conocer a más. Si aún así sigues conociendo, genial, abres tu círculo de amistades, pero siempre tienes claro quienes son personas importantes y quienes no. Que si te cabreas da igual porque sabes que esa persona no merecía la pena, no vas a andar detrás de ella perdiendo el tiempo, eres mayorcito y ya tienes una edad.

A la adolescencia le puedes decir que es una fresca porque es demasiado abierta y está todo el rato conociendo a gente. Le da igual todo. Mañana conoces a una persona y al día siguiente no te acuerdas. Todo da igual y eres un ignorante. Aún así, te lo pasas bien, disfrutas de ella y cuando pasan los años la añoras pensando «aquellos años locos». Porque igual son pocos los que dura esta etapa, que se pasa volando, aunque al vivirla te apetece crecer y tener más edad para ser aún más libre y no depender de nadie. Quieres crecer, deprisa, vivirlo todo, comportarte como un adulto aunque no lo seas, equivocarte, aprender de tus errores, caerte, levantarte y seguir adelante.

Entonces es cuando te dice un mayor, que ha pasado por lo mismo que tú, hará más o menos años, pero que sabe de lo que habla «Todo a su tiempo, no tengas ninguna prisa»

Por Oviedo

Hace un par de meses estuve un fin de semana en Oviedo y me encontré con un mensaje de lo más positivo. No me pude resistir a fotografiarlo nada más pasar por delante. Creo que estaba en la calle donde está el NH y la confitería Rialto. Si no, en una paralela.

Si tenéis la oportunidad, os recomiendo ir. Es una ciudad pequeña, pero muy entrañable y fácil de ver. Yo la bauticé como la ciudad de las estatuas, ya que por todo el centro hay estatuas de bronce que se dejan hacer bonitas fotos. Se come fenomenal, como en cualquier parte del norte, ya sea una fabada o pixín acompañado de una sidra bien escanciada. Si pasáis por allí, id a desayunar a Rialto unas tortitas (mejor dicho, LA tortita) y llevaros a casa una caja de moscovitas.

Hablando de esta ciudad después de recomendaros ir, sólo me queda deciros que para apoyar a Oviedo como ciudad candidata a capital europea de la cultura en 2016, podéis followearla en twitter desde aquí.

Sin querer, me he quedado hablando de Oviedo cuando iba a poner la foto y un breve comentario. Debe ser que lo bueno engancha.

P.D: El post no me lo ha pedido nadie ni va patrocinado, ha salido solo, pero sí que se lo dedico a @Ruralworker 😉