
Foto original de SallyFoto
«Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos»
Dicen que cuando te enamores, te enamores de alguien por sus raíces, no por sus flores, que las flores se marchitan en invierno, mientras que las raíces están ahí durante todo el año. Enamorarse de las flores es fácil, eso lo puede hacer cualquiera. Hazlo de las raíces, de la persona por completo.
Enamórate de alguien con todas sus cosas buenas y las menos buenas, con sus manías, ideas en las que no siempre tienes por qué coincidir y costumbres. Enamórate de alguien diferente, que te complemente, que tenga cosas en las que no piense como tú y que te haga enriquecerte al conocer otros puntos de vista, que te haga plantearte cosas que no habías pensado antes, que te inquiete, que te intrigue, con quien siempre tengas algo nuevo que descubrir, que te sorprenda. Alguien de la que aprender, con la que crecer. En todos los sentidos. Con todos los sentidos. Con quien cuidar las raíces y con quien florecer.
Sé que no descubro la pólvora al decir que si te enamoras, no es algo que puedas controlar. Cuando lo estás, te das cuenta. Se lo dirás, aunque no hiciese falta. Sonreirás y en un beso tendrás la respuesta. Se verá en los ojos, en como miras tú, en como te miran los suyos. Serán detalles, como el que te deje comerte la última cucharada del postre. Que te apriete la mano para avisarte de que hay que cruzar el semáforo. De cómo te pregunta qué tal tu día, o como te besa la espalda sin pedirlo, como dibuja constelaciones en ella. Lo sentirás tan fuerte, como cuando es casiprimavera, aún hace frío y empiezas a ver todos los cerezos en flor. Explotando con su color rosa en medio de un día gris, o de esos días invernales en los que el sol vuelve a asomar. Sol de marzo que por suave que parezca, si te despistas acaba quemando, pero sin doler. Días que te arrancan sonrisas nada más amanecer y que te hacen mantenerla al apagar la luz de la mesilla de noche.
Entonces te preguntas si esto lo habías sentido antes, porque no recuerdas haberte sentido así, no tiene ni punto de comparación con otros sentimientos que hayas podido vivir en ocasiones anteriores.
Es una palabra que a veces se puede quedar grande. Que no debe tomarse a la ligera, así que cuida tus palabras. Hasta que llegue el día en que podrás decir sin miedo: Sí. Me enamoré. De sus raíces, de como es esa persona por completo. A quien miras y piensas «es ella» o «es él». Ahora, la ilusión está en seguir haciéndolo día a día. Despertar todos los días con la alegría de seguir viendo ese sentimiento brotar. Llenándote por completo.