Su primer beso fue de pequeño, en clase de plástica, mientras pintaban con ceras de colores. Un amigo suyo le preguntó si se atrevía a darle un beso a la niña que se sentaba allí, en primera fila. Con ilusión y ganas él se acercó a ella y le plantó un beso. De repente llegó la monja y los vio. Horrorizada, le sacó de clase enfadada, lo llevó al despacho del director, llamó a sus padres y les explicó que cómo podía hacer esas cosas siendo tan pequeño, ¡que la culpa será de los padres, si los niños copian todo lo que ven de sus mayores!
Con su inocencia terminó el colegio, siguió creciendo y aprendiendo. Se hizo adulto, pero siempre con un corazón joven. De esos que no tienen una edad determinada. Porque la edad es un estado mental. Con esa inocencia algunas veces le hicieron daño, sí. Porque aquí nadie viene, entra en tu vida y al terminar se va de rositas. Desde el que tiene más coraje y es fuerte hasta el más sensible y vulnerable. Nadie sale inmune de las historias que va viviendo. A veces dejan marcas que no se borran, otras hacen heridas que acaban sanando, otras aunque tengas un rasguño, lo puedes disimular. Otras son más de empezar haciendo cosquillas y siguen haciéndolas día a día.
Su corazón estuvo en periodo de reposo unos meses. No quería meterse en algo nuevo porque llegó a pensar que no iba a ser capaz de estar con alguien que pudiera hacerle sentir tan bien. Tan bien como se siente consigo mismo, que no iba a aparecer alguien con quien le iba a apetecer hacer ese estado de felicidad más grande. Llegó a perder la esperanza.
Después de ese tiempo, hoy es capaz de ser feliz. Claro que es capaz. Estaba segura de que siempre iba a ser capaz. De repente no tiene miedo a volver a querer, ni miedo a volver a sentir.
Las ceras de colores aunque estén rotas, siguen pintando ¿verdad?. Entonces en la vida, por muchos pedacitos que te hayan roto, no hay que tener miedo. Mejor tomársela con ganas. Y seguir coloreando. Con las ceras nuevas y con las que tienen algún rasguño. Sean como sean, no las tires, siempre van a ser capaces de llenar tu lienzo de color.
– Basado en hechos reales. Y tan reales.